martes, 2 de abril de 2013




 No miro de comer río en casa de mi prima que es muy cuñada 

Bueno, ya estoy que me deshidrato por las esquinas y aquí los morenos ni se inmutan. ¡No entiendo nada! Una sevillana, capaz de andar por las calles cincuentagraderas de la capital hispalense, llega al relativo calor africano y pierde las fuerzas a dos pasos dados. Es por ello que me estoy confeccionando un paraguas con retales de mis abanicos, que no se diga que yo uso cualquier cosa para salvarme de los calores. Oye, y no es que no se inmuten los morenos, sino que encima parece que se pitorrean de los que vamos a punto de desfallecer. Me quieren explicar cómo es posible que lleven a sus niños a sus espaldas, con la de calorías que deben de transmitir, encima los chiquitines vestidos a golpe de polares, sujetos con toallas, cuando no llevan chetengues (telas africanas) y por supuesto, que no falten los calcetines, camisetas de manga larga y suma y sigue. Y la sevillana con un hilo de vida que tiene que ir parando en cada sombra. Se supone que esto es el inicio del INVIERNO. Ojito con octubre que vienen curvas.

Y con estos calores las calles abarrotadas de gente a pleno solano de las marismas, de la sabana quicir. El otro día sin ir más lejos, todos a echarse a las calles porque era la votación del referéndum para la “constitución” zimbabwesa. Y allí te los veías haciendo cola estoicamente. Entraban negritos y salían negritos con un dedo rosa, fucsia. Sí, así es el control de las votaciones para que no le echen morro y voten dos veces, les tiñen un dedo con un tinte rosa chillón que por lo que he visto dura más de dos semanas… y las que quedan, todavía sigo viendo dedos rosas por doquier. Por lo visto han aprobado la constitución con un 95%. Bien, bien. Argo é argo, aunque luego Mugabe haga lo que le salga de sus faldones africanos.

Se supone que votan algo para ir hacia adelante, mejorar, renovarse, evolucionar. A ver si es así! Que ellos serán muy de sus costumbres, pero luego son bastante abiertos para los cambios. Espero que no tanto como para quitarle encanto a estas tierras. Todavía aquí ocurren cosas como que coges un taxi, como el otro día me pasó, y por supuesto el taxista, que tiene en su metabolismo el “african time”, nos recoge, y antes siquiera de empezar, primero pasa por la gasolinera, echa su gasolina, breve charla con el colega de turno y luego, pasa por delante del centro comercial, para de nuevo, sale uno a la carrera, bolsa en mano… su comida y continuamos el camino hacia el destino de su cliente. Ahora, eso sí, él da por hecho que tú de prisas entiendes lo mismo que él, CERO PELOTERO. Y sigo sin entender cómo en coches tan pequeños como los taxi, como mínimo minimorum están obligados a llevar un extintor. Bueno, taxis y coches de todo tipo y propietario. Curioso, … y el otro día precisamente me preguntaba yo a mí misma si habría muchos incendios por estas tierras tan áridas.

Y no sé yo por qué cojo taxis ninguno, ya que aquí a nada que te ven desvalida y errante por las calles, te recoge todo quisqui. Paran a tu lado y te preguntan si te llevan a algún lado. Así da gusto!! Lo hacen más los ingleses, a mí ya me han rescatado de varias. Yo ya debo dos veces la vida. Una que me recogió una señora justo cuando estaba a punto de perder mis constantes vitales bajo el sol y otra en plena noche, cero luz en las calles, claro, y por supuesto muerta de miedo por si me cruzaba con alguna hiena despistada, allá se pararon dos chicos ingleses a llevarme a casa sana y salva y con todas mis extremidades en su sitio. Voy a tener que comprarme un coche para ir devolviendo las vidas. Jaja!

Aquel rescate de la noche, volvía de Shoestrings, que al ser el único sitio donde tomarte algo así de copeo y bailoteo, va siendo mi segunda casa. Ya entro por allí como si fuese accionista casi. Que por cierto el otro día aluciné estar viendo en la tele de allí, un partido Betis – Valencia. Para qué comentar que ganó el Valencia, pero bueno, fue al menos emocionante ver allí a dos equipos españoles, mientras jugaba una partida de billar con Garth y Chenai. Ganamos Garth y yo las dos veces. Conste que yo no aporto mucho a las victorias porque soy bastante paquete, pero bueno, al menos socializo en el único juego del lugar y es bastante entretenido. También esto es a la africana, ya que sólo hay un taco, el susodicho no tiene punta de esa de darle tiza, no… es una punta de plástico y vas que chutas. Que chutas fatal, pero chutas. Y las bolas son cada una de su padre y de su madre. La mesa está nivelada con trozos de madera por un lado y trozos de cartón por otro. Y lo más gracioso e importante, han puesto la mesa PEGADA a un tronco que hace de columna. Los tiros por ese lado de la mesa os podéis imaginar que tienes que hacer el pino con las orejas para poder chutar decentemente.

La verdad es que me lo paso bastante bien en shoestrings, siempre pasan cosas divertidas o curiosas. Ya sea que se va la luz y sacan velas por tooodo el bar y la terraza y como con la luz también se va la música, pues nada, allí que sale un grupo de chicos, timbal en ristre a cantar canciones típicas africanas. O bien, jugar al billar con las velas pacá y pallá. O como ayer, que no podíamos parar de reír, ya que Chenai, que me ha enseñado una expresión típica de aquí como para avisarme que ha visto un guaperas, ellas dicen “Mira ese Kudu!” (Léase Kudu como antílope) y yo a ella le he enseñado a decirlo en español, a mi manera que es “Hola, estás solo?” y cuando me lo dice, ya sabemos que hay algo alrededor que mirar… Pues bien, el otro día, estábamos 4 de nosotras sentadas en una de las mesas y me dice Chenai: “ey, Nené, listen, hola, estás solo?”… y miro un poco alrededor y veo a un guaperas de impresión justo detrás de nosotras. Y le digo en inglés yo a ella, “Chenai, ten cuidado! Que algún día será un español y te entenderá y verás! Jaja”, pues bien, sobre la marcha, al nanosegundo de esto, el guaperas se acerca y dice en un perfecto español de España… “quién habla español por aquí?”, claro… imaginad nuestra carcajada, a ver quién sacaba a Chenai de ese apuro. Y ni corta ni perezosa le contesta en inglés: “le estaba diciendo a mi amiga Nené que mirase lo guapo que eres”, hala, a porta gayola.

Con esto de estar enseñándole cosas a las chicas en español hemos llegado a la conclusión de que el shona, su lengua local, debe de ser una especie de herencia de un español que anduvo por aquí hace tropocientos y que sufría de algún tipo de dislexia galopante. Porque ojo, no me lo invento, hay bastantes palabras que ellos pronuncian literal como el español que significan cosas completamente distintas: Ellos dicen cuñada (significado: tímida), mira (para), sombrero (paraguas), nene (hermana de tu madre más joven), río (verduras), mechero (plantas), y así hasta el infinito. Como para ponerse a aprender shona, terminas en un psiquiátrico.

Y bueno, hay cosas que pasan en todas partes igual y que reaccionas tal como eres estés donde estés. Como en el caso de ayer, que yendo por la calle con Elena de vuelta a casa, nos cruzamos con un chaval, que no tendría más de 17 años que iba en una bici…y sin cortarse un pelo, va y me trinca el culo en el justo momento que se cruza conmigo. A lo película italiana, como iba descalza y con las sandalias en la mano, me giro hacia él mientras se alejaba y yo blasfemaba en todos los idiomas y al no tener otra defensa que mis insultos y las zapatillas, pues zaca, voy y le tiro una de las sandalias con todas mis fuerzas en la espalda. Ni se inmutó el tío perro. Jajaja! Cuando más tarde lo conté, todo el mundo se partía de risa y me preguntaba si conseguí darle. Lo más gracioso es luego, cenando fuera, me crucé en el restaurante con el cogeculos!!! Su cara era un poema, supongo que la mía también…

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