jueves, 14 de marzo de 2013


El retorno de la Jedi, ¿¡cómo ta quedao!?

Pues aquí estoy de nuevo, dando guerra. Después de un periodo de reflexión, hoy he tenido ganas de escribir de nuevo cosillas que van pasando por aquí. 

El otro día me lo pasé de lujo cuando se pasó Chenai por casa para marujear conmigo y la invité a que se quedase a cenar con Elena y conmigo, con la promesa de enseñarle a jugar al parchís. Le suena a chino, claro. Pero oye, cómo ha disfrutado la tía. Se ha enterado al segundo de cómo iba más o menos el tema y se partía de risa cuando creía haberse comido alguna de nuestras fichas (digo “creía” porque lo de las casillas donde se está a salvo no lo ha pillado muy bien) y te la veías pegando botes y partida de risa celebrando haber asesinado a alguien. No querida, que no tentera, que es una casilla segura! Pero bueno, hemos jugado un par de partidas y yo, definitivamente, sigo esperando a ver cuántos novios me salen, porque lo de afortunada en el juego nanai. Una la ha ganado Elena y otra Chenai. No tengo arreglo, sigo perdiendo a todo y sigo sin ver a los hombres tirados a mis pies muertos de amor por mí. ¿Será que el dicho no era así? MANENGAÑAO!!!

El otro día nos invitaron al cumple de un chico zimbabwés. Y allí nos fuimos todos en pandi. Menuda casa PRECIOSA! Con un jardín alucinante, una cocina chulísima a lo inglés, gigantesca, podía medir perfectamente lo mismo que mi piso entero de Madrid. Y luego la habitación de ellos (la pareja, quicir) la típica africana toda de madera, con su cama enorme, mosquitera y ventanal precioso dando al jardín. Una mesa de billar y una piscina chulísima. Además la habían decorado un poco para la ocasión y habían puesto un montón de velas por todos lados. De lo más romántico, tal vez demasiado para un cumple, pero oye, el detalle es el detalle. Habían preparado un montón de manjares y además un dj para ponernos música. Al ver el susodicho que los únicos que bailábamos éramos los españoles, se dedico, muy espabilado él, a ponernos música española, rumbas, flamencoide y cosas así. Elena estaba de lo más disfrutona y María también. Total que allí estuvimos dando el do de pecho. Y los demás por allí desperdigados limitándose a observar a los españolitos frikis jeje, aunque luego se animaron bastante a bailar también. En aquella fiesta me volví a encontrar a un inglés que se parece bastante a Hugh Grant (o como se escriba), que la noche que lo conocí estuvo medio ligoteando conmigo. Gracias hombre, pero me sacas, no sé, ¿20 años? … en fin, pero simpático es … y guapo. Pero nada, sister, yo pensaba en tus deseos y me dejé querer por un negrito ideal que está entregao a la causa desde que lo conocí una noche en Shoestrings, y que no paró de dorarme la píldora toda la noche. Bueno, no tanto como para darte un sobrino mulato, pero oye, una hace lo que puede, quicir, que al menos me dejé “rondar” jajaja ;)

Anoche Falla (la mixtoloba de Elena, mitad labradora, mitad mastín), estaba como loca con Ernest, el vigilante nocturno de Villa Victoria (nuestra casa), y como no lo deja vivir porque le tiene una manía que no puede ni verlo, le dimos unos cuantos huesos para que se los diese él a la perra a ver si se hacían amigos. No sé cuál de los dos tenía más miedo. Ellos, como ya he dicho en otras ocasiones, no están muy acostumbrados a los animales de compañía, y la perra, valenciana hasta la médula, pues eso, no sé cuántas veces habrá visto una persona negra por allí, pero no termina de acostumbrarse, y creerá que son objetivos a derribar o algo. Total, que la escena era graciosa, Ernest agachado, muerto de miedo de alargar la mano con la carne hacia Falla, y Falla ladrando como una loca a veces,.. y otras olisqueando y sin atreverse tampoco a acercarse. Vamos, que todavía no son amigos. Y me da a mí que les falta tiempo para aburrir… porque ella no da tregua.

Esta mañana al fin me he decidido a darle un lavado de cara al taller donde voy a instalarme para hacer los abanicos. Imaginaos, allí prácticamente no entraba nadie, salvo de higos a brevas, y claro, los bichos habían hecho del lugar su paraíso. Todas las paredes llenas de regueros de arena roja (hormigas), las esquinas de la ventana y el techo llenas de telarañas, bichos voladores de toda índole y así suma y sigue. Total, que he llamado a Elois para que me ayudase a sacar de allí dos pedazo de mesas que pesaban como veinte muertos y algún que otro mueblecito. Y zaca! Manguerazo que te crió y se acabaron las tonterías. Después de un cepillado de telarañas y un barrido de hormiguero, manguera en ristre le he dado por todas partes, paredes, estanterías, ventana y suelo. Y a base de escobas, Prudence y yo hemos sacado la riada creada para la limpieza. A esto que veo aparecer al chico de la casa de al lado, no sé si sería el jardinero, total que lo veo hablando con Elois en su lengua y mirándome ambos. Al final he saludado al chico y he seguido a lo mío con Prudence. Pues bien, luego me ha contado Elois que el hombre este se ha acercado porque andaba alucinado de oírme reír con Prudence y estar ahí pringada hasta las cejas, barriendo el agua y moviendo muebles con ellos dos. Me ha contado que le ha preguntado por qué estaba yo trabajando con ellos. No le cabía en la cabeza que una blanca trabajase con ellos en vez de limitarme a pedirles que lo limpien y punto. Y luego cuando me estaban mirando por lo visto él le estaba diciendo a Elois que dejasen de hablar porque  a ver si me iba a enfadar yo y les iba a decir que dejasen de charlar. Claro, cuando lo he saludado sonriente y he seguido a lo mío, dice Elois que ha flipado. Qué cosas, hay que ver el mal sabor de boca que han dejado algunos blancos a veces por aquí. Pues no me lo he pasado yo bien ni náaaa con los dos limpiando aquel hervidero de bichos!

Después de la limpieza, cuando ya no me temía que ningún ser invertebrado me cayese en la cabeza mientras trabajo, me he puesto a hacer unos cuantos abanicos al ritmo de “I want to break free” de Queen, puesto en mi ordenador y allí más a gusto que qué. Luego se ha acercado Lucy a despedirse que se iba ya a casa y ha estado cotilleando cómo hacía los abanicos. Le he preguntado si usa el abanico que le regalé en agradecimiento por el video bailando el “locomía” jajaja, y me ha dicho con cara de satisfacción que lo usa cuando va a misa porque dentro de la iglesia hace mucho calor y que todas sus amigas le preguntan de dónde ha sacado ese aparatejo tan raro y que ella contesta muy “chulita” que se lo ha traído especialmente para ella una buena amiga española. Me ha sonreído, yo le he devuelto la sonrisa y me ha dejado allí encantada por que algo tan simple como un abanico pueda hacer feliz a alguien.

Y esta noche, tomando un rebujito en el Lola’s, como otros días, ha venido un grupo de cantantes a capella que si cierras los ojos sientes estar en plena sabana africana rodeada de sol y fauna salvaje… Pues estos chicos se han puesto a cantar una de las canciones africanas que más me gustan, que se llama “Shosholoza”, que en ndembele significa “ir hacia delante” o “dejar paso al siguiente”. Canción originaria de la antigua Rhodesia (actual Zimbabwe), que era cantada por los trabajadores de las minas, cuando volvían a sus casas en un tren (llamado como la canción). Al llegar a casa hemos estado con Ernest, que andaba por allí haciéndose la cena y le he preguntado más por esta canción. Dice que es considerada un grito por la libertad, que rezaba más o menos como “voy viajando de vuelta a las montañas…” me ha prometido que se enterará de la letra entera y que me la va a enseñar para que la cantemos juntos! Ole, ole! Prometo enterarme de toda la traducción y ponérosla aquí. Estoy segura de que será una letra preciosa, como la canción.

Ahí va un vídeo de un coro cantando la canción: http://www.youtube.com/watch?v=saJmOw0GGyI

 Buenas noches queridos todos.

Todas las demás fotos y vídeos: https://picasaweb.google.com/117594151044906319149
FOTOS DEL DÍA: 

Si te recoge él, dan ganas de volver al cole!

Incendio en casa del vecino, todo el pueblo ahí cotilleando

Río Zambeze, wwwwoooowwww!!!!!

Un restaurante montado en un vagón de tren

Antigua Rhodesia, actual Zimbabwe

Cataratas. Quitan el hipo!!!

Comida en tierra de nadie. Restaurante en el puente entre las fronteras de Zambia y Zimbabwe.

El taller. Esos regueros de las paredes son los caminitos que hacen las hormigas....

¿Mande?? alerta de cólera?? amos, hombre...