martes, 7 de agosto de 2012



Rumbo a Zimbabwe

Con el sueño como velero, he empezado a construir en mi cabeza un viaje que, estoy segura, me cambiará la vida...

Soy una chica de 33 años, con mi trabajo, mi piso (alquilado, por supuesto…) y un puñado de muy buenos amigos en la ciudad donde ahora resido y en la de origen, Sevilla. Por esto mismo, muchos ya opinan que mi sueño es arriesgado… Algunos ven peligrar mi actual estabilidad, tal y como está el panorama,… pero yo siempre tiendo a pensar “¿Quién dijo miedo?”…

El caso es que hace unos meses contacté con una buena gente instalada en Zimbabwe, que tienen un proyecto, para mi gusto, precioso. Se trata de la construcción de unos invernaderos en una bonita región del país, muy pobre, como tristemente es gran parte de África, pero al menos ricos en alegría, de ésa nunca les falta. El proyecto que tienen me cautivó ya que siempre ves con resignación cómo la ayuda al continente negro suele ser pan para hoy, pero hambre para mañana. No era el caso. Ellos construyen los invernaderos y les aportan los conocimientos y la posibilidad de, en un futuro, subsistir por ellos mismos. (www.africacrece.org)

Desde entonces, hasta ahora, sólo han pasado varios meses, pero ya mi sueño navega solo. He decidido cerrar los ojos y dejarme llevar. Para principios del año que viene, si los astros se alinean…, pretendo dejar mi estable trabajo, mi estable piso y mi estable vida, e irme a la aventura africana. Quiero hacer, por fin, lo que siempre deseé. Ayudar. Ayudar a África. Sé que en muchos otros sitios del planeta también necesitan ayuda, pero África siempre fue mi ojito derecho.

Os cuento todo esto, a quien lo quiera leer, para haceros partícipes de la “deliciosa locura” en la que pretendo embarcarme. Una vez me haya ido, este mismo sitio lo utilizaré como “diario de a bordo” para contaros las aventurillas en las que me vea envuelta.

¡Cruzad dedos para que no me cruce con ninguna tormenta!

Un abrazo,

Nerea.